miércoles, 18 de marzo de 2015

SANTO TOMAS


Vida, obras y personalidad de Santo Tomás


Tomás de Aquino nació en 1225 en el castillo de Roccasecca, cerca de Aquino, en la provincia de Nápoles y fué iniciado en la Filosofía en la Universidad napolitana por los maestros Martín y Pedro de Hibernia.

 En 1244 entró en la Orden de Santo Domingo, fué después durante largos años discípulo de Alberto Magno y en 1252 comenzó en la Universidad de París su carrera académica siguiendo los cursos necesarios para obtener el grado de maestro en Teología. De 1256 a 1259 enseñó en la Universidad de París y después volvió a Italia, donde actuó como profesor de Teología, parte en la corte pontificia en Orvieto y Viterbo, parte en la escuela de su orden en Roma. Nuevamente fue llamado a la Universidad de París en el año 1268 y allí desarrolló una gran actividad en escritos y controversias hasta el año 1272, en el cual marchó como profesor a la Universidad de Nápoles.

Tomás de Aquino murió el 7 de marzo de 1274, en Fossanova, donde la enfermedad le hizo detenerse cuando iba al segundo concilio general de Lyon, al cual había sido convocado personalmente por Gregorio X. En unos veinte años, además de dedicarse con éxito admirable a la enseñanza, mostró como escritor una asombrosa fecundidad que se manifiesta en una producción literaria de altísimo valor. Entre sus escritos son principalmente interesantes para la Filosofía los siguientes:

1.Comentarios a los siguientes escritos de Aristóteles : Perihermeneias (hasta l. II lect. 3), Analytica posteriora, Física, De caelo et mundo (hasta l. III lect. 8), De generatione et corruptione (hasta l. 1 lect. 17), Meteorologica (hasta l. II lect. 8), De anima, De sensu et sensato, De memoria et reminiscentia, Metafísica (l, I-XII) Ética, Política (hasta l. III lect. 6). Además una explicación del Liber de causis.

2. Pequeñas monografías filosóficas: De ente et essentia, De principiis naturae, De natura materiae, De ocultis operationibus naturae, De mixtione elementorum, De motu cordis, De aeternitate mundi, De unione intellectus contra Averroistas, De substantiis separatis, De quattuor oppositis, De propositionibus modalibus, De demonstratione, De fallaciis, De natura accidentis, De natura generis. De natura verbi intellectus, De differentia verbi divini el humani, De instantibus, De principio individuationis.

3. Se encuentra un rico material filosófico en sus grandes obras sistemáticas: Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, Summa contra Gentiles, Summa theologica.

4. Quaestiones quodlibetales y Quaestiones disputatae (De veritate, De potentia, De anima, De spiritualibus creaturis, De malo, De virtutibus in communi, etc.).

5.Entre los pequeños trabajos de carácter más teológico son de gran importancia el opúsculo In Boethium de trinitate para la doctrina científica del tomismo y el tratado De regimine principum ad regem Cypri (solamente son de Santo Tomás el libro I y los cuatro primeros capítulos del libro II) para la filosofía social y política.

Tomás de Aquino se nos presenta en sus escritos y también en el concepto de sus contemporáneos y más antiguos biógrafos (Guillermo de Tocco) como una figura de pensador entregado por completo a las cosas suprasensibles y divinas y al mismo tiempo como una apacible, modesta y amable personalidad.
Hay realmente en la figura y en el carácter de este escolástico una armonía, un ajuste, una plena ponderación que se revelan a todo el que se familiariza con sus escritos. Su concepción profundamente religiosa de la vida no le impide tener también abierta la mirada, y ancho el corazón para los valores y las exigencias de la cultura profana. El rasgo fundamental de su individualidad científica es la aspiración a encontrar, para el pensamiento científico serio, la pura y plena verdad.

Este riguroso y lúcido ideal de verdad que tiene ante sí le permite percibir siempre puntos de vista estrictamente reales. De ahí esa circunspección, ese cuidado tanto en el planteamiento de los problemas como en el proceso del pensamiento y de la prueba, de ahí esa claridad limpia de pasión, esa impersonalidad en la exposición de sus ideas.

Si queremos descomponer en sus elementos el trabajo científico del doctor de Aquino, encontraremos en él caracteres histórico-positivos en la valoración y aprovechamiento de la labor intelectual realizada hasta su tiempo e igualmente una poderosa fuerza de pensamiento independiente, profunda y constructiva. Su filosofía recibe impulsos de Aristóteles y de los comentadores griegos de este filósofo (Alejandro de Afrodisias, Themistio, Juan Filopono, Simplicio), de la filosofía árabe, de la cual rechaza con elevada severidad los elementos antiteológicos del averroísmo, de los escritos de los filósofos judíos, de los cuales combate a Avicebrón y utiliza mucho a Moisés Maimónides, de las obras neoplatónicas, de los trabajos de los Santos Padres, principalmente San Juan Damasceno, San Agustín y Boecio, finalmente de los más modernos y contemporáneos escolásticos, a los cuales se refiere las más de las veces con un indeterminado quidam según el uso de entonces. Tomás de Aquino es, como ha puesto especialmente de relieve Francisco Brentano, el más grande conocedor de Aristóteles y su mejor comentarista de la Edad Media.

 La dirección fundamental aristotélica de su filosofía trata de encontrar una conciliación, una síntesis con la especulación agustiniana. Su edificio metafísico descansa sobre base aristotélica, pero tiene un remate agustiniano.
En la doctrina sobre la verdad y sobre la raíz de las más altas verdades y principios de conocimiento en la mente y en la esencia de Dios, en la teoría de las ideas y otras cuestiones se revela, como veremos en lo que sigue, esa huella de San Agustín en el sistema tomista, a pesar de ser de dirección resueltamente aristotélica especialmente en lo que se refiere a la filosofía de la Naturaleza, la Psicología y la doctrina del conocimiento.

La filosofía aristotélica le sirve también en su más vasta comprensión como auxiliar e instrumento para la síntesis teológica. La utilización de las fuentes no es en Santo Tomás una simple copilación y yuxtaposición, sino una compenetración viva de esos materiales, un trabajo de construcción orgánica, en el que se manifiesta el poder personal constructivo de su genio filosófico.

Si consideramos más detenidamente la peculiaridad de este segundo elemento de su método científico, vemos que en esa labor del pensamiento tomista, labor independiente, creadora y formativa, se unen la observación y la especulación, el análisis y la síntesis, añadiendo el doctor de Aquino su propio sentido científico al sentido tradicional. Si se examinan separadamente sus obras, se encuentra una multitud de observaciones relativas a la Psicología y a la Ética.

 Tomás era una naturaleza interior, tenía la mirada fija en los fenómenos de su propia vida interna. Sus enseñanzas sobre la conexión entre la actividad de la fantasía y la del pensamiento, sobre la psicología del acto volitivo y de los fenómenos de la sensibilidad, sobre la memoria y el recuerdo, sobre los actos del enseñar y del aprender son ejemplos de observación psicológica. Todavía más se revela este género de observación empírica en las cuestiones éticas y sociológicas y en el problema de sus límites.



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